Murió
a los 39 años en el 2003, luego de haber combatido el cáncer de piel desde el
año 1996 y gran parte de su cuerpo fue donado a la ciencia. Posterior a esto se
pretendía dejar un gran legado dentro del zoológico en honor a Copito de Nieve
y es así como las pocas partes de su cuerpo que aún quedaban (vísceras en su
mayoría) fueron cremadas y sus cenizas se enterraron en una urna biodegradable
junto a las semillas de un árbol africano que debía crecer en su recuerdo.
Lamentablemente este suceso nunca sucedió y no hay restos de aquel árbol,
siendo incluso el lugar tapado por el zoológico tras una serie de reformas.
Finalmente tras una disputa legal entre el museo de Barcelona y el museo de Ciencias Naturales de la misma ciudad, se llegó a un acuerdo de que la estructura ósea y la piel del gorila pertenecían al museo, pero a su vez no podían ser exhibidos al público. En la actualidad sus restos se encuentran almacenados en perfecto estado, bajo llave y lejos del público dentro de este museo. Sin duda un triste final para todo lo que significó dentro del mundo.
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